"Que hablen de mí, aunque sea bien"

martes, 1 de diciembre de 2009

De carreras y cobardes


Último día que bebo .Lo juro.
Cada sábado por la mañana la misma canción; no escarmiento.
El olor a tabaco impregna la habitación, la boca como un estropajo suplica agua a gritos.
El ruido de un trueno termina por desvelarme.
Odio las tormentas.
Y las resacas más.

Poco a poco voy abriendo los ojos, y con la mirada fija en el techo trato de reconstruir la secuencia de la noche. Las lagunas son enormes.
Cuando recuerdo a “La Puerro” en aquel tugurio sonrío.
Pobrecita.

Era amiga de mi hermana y alguna vez había venido a casa.
Siempre tan pequeña como insoportable. Con ese bigotillo daban ganas de regalarle una Gillette.
Regordeta, fea y arisca, Darwin y su selección natural hicieron con ella una excepción.
Un auténtico puerro de tía, vaya

Recuerdo que me invitó a una copa.

No se me había borrado aún la sonrisa cuando un ruido familiar me sobresaltó.
La ducha activaba el calentador y en el lavabo alguien se quitaba la ropa.

“Joder”

El corazón se me acelera y el condón lleno de grumo sobre el parqué confirma mis sospechas.
Aquí han fumao…

No es posible. Intento hacer memoria pero el Ballantines hace estragos y soy incapaz de juntar cuatro imágenes seguidas.
La camarera sexy, la morenita del fondo…mi optimismo no conoce límites.

La ducha se para y empiezo a temerme lo peor.

"Que no sea un tío, que no sea un tío…!! "
Cruzo los dedos con todas mis fuerzas.
La puerta del lavabo se abre y la sonrisa se me hiela.

Miremos el lado bueno, al menos es mujer.

“La puerro” es un ogro vestida, pero desnuda y recién duchada es una ofensa al buen gusto.
Seguro que el código penal lo recoge como delito en alguno de sus artículos.
Es más, seguro que Greenpeace tiene un programa de protección sobre ella.

Me quiero morir cuando escucho:

“Hola, tigre”

El sudor frío me invade, y la voz se me apaga.
Pienso en cambiarme de país, o de sexo.
O mejor, de país y de sexo a la vez.


“Dime que no ha pasado”

Yo siempre tan caballero, un dandy de los de solapa en el hojal.
El Arturo Fernández de Viladecans.

Ella me explica con detenimiento lo sucedido después de la discoteca.
Disfrutando con cada detalle, parece que se ensañe en su versión. Su cuerpo entero se retuerce de gozo contándolo, a mi lo único que se me retuerce es el estómago al oírlo.

Una vez superado el bloqueo inicial, con la opción del suicidio descartada al menos por el momento, le sugiero que nos vayamos.

La última vez que hice deporte ni me acuerdo, pero no se me ocurre nada mejor para zanjar esta farsa.
Me invento una enfermedad degenerativa y para darle más credibilidad le pongo un nombre inglés. Sólo correr cada mañana a la misma hora me librará de una inminente vida en silla de ruedas.

“Prescripción médica, ya sabes”

La excusa es mezquina, pero recién levantado y con este resacón mi imaginación no me da para más.

- “Con la que está cayendo ?”

Para cuando eleva su protesta ya estoy embutido en el chándal.
Con muñequeras y todo.

- “Dame un toque cuando llegues”

Nos despedimos a la francesa. Sin beso ni hostias.
Eso sí, dignidad en la derrota que uno tiene un nombre

El diluvio universal debió ser muy parecido a esto, pero qué coño! El chaparrón merece la pena. Una vuelta a la manzana para disimular y me vuelvo a casa con la cabeza chorreando y el orgullo también.

Sin tiempo para secarme el pelo, lo primero que hago al volver es cambiar las sábanas.
No soporto que todo huela a “puerro” .
Mi conciencia me concede una tregua y por fin puedo dormir.
A pierna suelta.


Me despierto varias horas después, con el recuerdo de “La puerro” como un mal sueño y el ánimo renovado.
Al fin y al cabo un polvo es un polvo, todo suma.

Aún es sábado y esta noche toca cumpleaños.

El primer cubata cuesta pero lo demás es coser y cantar. De la promesa de no beber, ni rastro.
En un par de horas una minifalda de lycra me comenta no se qué de un tal Quino.

Irene, Alma, Gorka…no imaginaba que “Fisica y Química” fuese tan interesante. No se quién ese tal Cabano, pero le estoy empezando a coger cariño.

La de la minifalda resulta ser del club de fans del tio éste, habla por los codos y su tono de voz podría considerarse contaminación acústica.
A duras penas articula palabras, pero tras la tragedia de la noche anterior, todo me suena a poesía.

Poniendo cara de interés y haciendo un gran esfuerzo por no mirarle al escote, le confieso que soy fan de la serie desde el primer día.
Soy un tío integro, lo sé. Pero según a qué horas la integridad y el orgullo sobran.
Y si hay que ver “Física y Química”, pues se ve.

Mi dignidad? Se la llevó “La puerro” con la tormenta de esta mañana.

Resulta que vive justo al lado de la discoteca y resulta que su compañera de piso está de puente con su novio.
Me ha debido de ver muy interesado, porque según nos sentamos en el sofá me pone el CD con la primera temporada.

“…Tu saliva en mi saliva…”
No le doy tiempo a terminar la canción y ya voy por faena. Ella se ha debido de tragar la serie entera porque se la ve con soltura en esto del magreo. Le doy gracias a Cabano y a Antena 3.
Ya sabía yo que ver “Granjero busca esposa” nunca me serviría para nada.


No sé cuánto llevo dormido, pero de nuevo un trueno me desvela.
Otra vez tormenta, y otra vez resaca.
La minifalda de lycra sobre el parqué me saca una sonrisa, miro a mi lado y la contemplo aún de espaldas.
Durmiendo.
Se la ve disfrutar; aunque no lo recuerdo con claridad está claro que me he portado como un campeón.

De puntillas me meto en la ducha, y al verme en el espejo me guiño un ojo.
Estoy hecho un toro.
Me pongo de perfil, simulo un par de disparos frente al espejo.
Si señor, un castigador cósmico.

Con la sensación del trabajo bien hecho me seco el cuerpo entero, saboreando cada momento.
Decido entrar a la habitación con la toalla puesta, con el torso desnudo. Provocando.
Si se despierta y me ve así seguro que se me tira al cuello.

La sorprendo atándose las zapatillas cuando abro la puerta. No puede evitar la cara de asco y me cuenta no se qué problemas de la espalda. Que si algo degenerativo y nosequé rollos más.

- “Pero te vas a correr con la que cae, mujer?”

No le tiembla el pulso en su respuesta.


- “Me vas a perdonar, prescripción médica”

La derrota es evidente y el fantasma de "La puerro" sobrevuela mi mente.

“Te entiendo. A mí también me pasa”

6 comentarios:

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  2. Q gran verdad, es todo un lujo poder leer historias como esta, en las que pueds vert reflejado asta l mas minimo detalle! q gran descubrimiento l poder disfrutar de estos susurros a mi oido!

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  3. Que pasa, paposo?
    Un ataque de timidez?

    Aunque no haya para tanto, gracias por considerarlo un lujo, sofí.

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  4. jajajajaja... Es buenísimo!!!! Y muy apropiado para un lunes/miércoles después de cuatro días de fiesta!!

    Gracias por tu relato, es genial!

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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