"Que hablen de mí, aunque sea bien"

martes, 9 de noviembre de 2010

Sin pecado concebida

I

A Lucía siempre le ha encantado el mundo de la comunicación.

Se trata de algo vocacional, llevaba años persiguiéndolo. La semana pasada por fin alguien reconoció sus méritos y no tardó en llamarme por teléfono emocionada:

- “Tengo dos noticias que contarte. Una buena y una mala

Siempre ha sido de la intriga mi novia.

- “Dispara

- “Pues que me han ascendido al departamento de comunicación y relaciones públicas en el curro

- “Hostia! Enhorabuena! Y la mala?

- “Que me han organizado una cena el Viernes y no podremos vernos esa noche

La emoción me sobrepasó y la sinceridad me venció

- “Y la mala ?
                                         
                                                                              II

Siempre me ha atraído la noche. Me encanta salir de marcha y quien me conoce sabe que soy un liao. Que no me pierdo una y que me hace falta nada y menos para calentarme el hocico.
No se me ocurre un plan mejor que salir de fiesta.
Bueno, quizás si haya uno.

Salir de fiesta sin tu novia

De acuerdo. Denota complicidad, es sinónimo de estabilidad y confianza en la relación. No hay pelea de novios o conflicto de cama que no se arregle agarrando una buena merluza a medias.
Sí, señor. Salir con pareja está muy bien.

Pero ojo, salir solo con tus colegas está de puta madre.

Tu camiseta de batalla, tus vaqueros rotos…
Te duchas por si acaso.
Tanto tiempo desde aquellos años de soltería, aquellos cubatas sin hielo en los parques, aquella dignidad por los suelos…
Tu crestita, tu pelito engominado…
Haces la cama por si acaso.
Todos tenemos un ego que alimentar, y todos tenemos nuestro público.
De modo que verte de nuevo en el mercado te hace sentirte vivo.
El condón en el bolsillo de por si acaso ya ni lo saco.
La madurez te enseña a ser realista.

                                                                      III

Pocos segundos y algún perdón después de meter la pata colgué con Lucía. Menos segundos aún tardé en llamar a mis amigos para que se reservaran esa fecha en el calendario.

Dos noches más tarde estábamos haciendo cola para pedir el primer pelotazo.
Pose interesante y mirada de tanteo…
El que es cazador, es cazador siempre. Con chimbera o sin ella.

- “Bombay con tónica, bonita

No soporto la tónica y la ginebra me da arcadas, pero me bebo hasta el cubo de fregar y el rollito interesante que da el Gin Tonic me encanta.

Al decir lo de bonita le guiño un ojo a la camarera.
Flamenco. Cazador

No me había dado tiempo ni de quitarle la rodaja de limón al peloto cuando se me plantó delante ella.
Ciento ochenta centímetros de pecado y penitencia.
Su cara me resultaba familiar.

Aunque ya no llevara ortodoncia, al abrir la boca me resultó inconfundible:

- “No te acuerdas de mí?

- “Trato de olvidarte” - pensé

Tenía ante mí a la chica que me enseñó que en los asientos traseros es obligatorio el cinturón.
La niña con la que aprendí que no hacen falta dos manos para desabrochar un sujetador.
La que me demostró cómo aprovechar al máximo el espacio en baños de discoteca y ascensores.
La culpable de que hoy me sepa de memoria toda la discografía de OBK.

Tenía ante mí, aunque sin aparato bucal, a mi ex novia.
Sin aparato pero con un piercing en la lengua y 3.500 euros en cada teta.

                                                                          IV

Estoy convencido de que lo huelen. Lo tengo comprobado.
Puedes tirarte meses…qué digo meses, años sin que te mire ni la amiga fea de La Puerro.

Épocas de sequía manchega, travesías por el desierto. Interminables malas rachas en las que impera el "todo vale", en las que escondes tu orgullo en el mismo cajón que los condones a punto de caducar.

Sin embargo hay algo matemático en ello.

Te echas novia y automáticamente te reencuentras con ex parejas, te ponen de compañera de trabajo a la morenaza de turno, te llama para tomar algo la hermana golfa de algún colega…
Se te acumula la faena, y es que Dios da bragas a quien no tiene culo.

Te ven como un reto, un desafío.
Una muesca más en su culata. Una pieza de museo. Una cabeza de jabalí a sumar a su colección de víctimas.
Las muy zorras lo huelen.

Van a por ti y no paran hasta anotar tu nombre en su lista.
No ya por ti, sino para demostrarse a sí mismas que aún te tienen a su merced.
Que su sustituta, esa que ahora ocupa su lugar en ascensores y lavabos de discoteca, aún juega en desventaja.

Como el perro del hortelano. Ni comen, ni dejan comer.

Mi ex no es muy distinta.
Va vestida provocativa, retando. Una mezcla entre moderna y lagarterana, pero con ese cuerpazo cualquiera le discute nada.

Todavía no me entra en la cabeza que me dirija la palabra, si aún hoy me pita el oído de todas las blasfemias que escupió cuando la dejé.
Siempre he sido un poco caótico en la ruptura.

- “No eres tú, soy yo. Estoy en una etapa en la que busco conocerme a mí mismo. Mereces algo mejor”

No sabía cómo decirle que quería poner en práctica con su amiga todo lo que con ella había aprendido.
Evidentemente no le sentó muy bien. De nada valieron mis símiles con OBK.
Ni Historias de amor, ni ojos que miran con ilusión…me puso de cabronazo para arriba.

Entre el tercer “Hijo de puta” y el cuarto “Cerdo” le propuse una alternativa:

- "Quedamos como amigos entonces?"

Joder, no me salto el guión ni en la humillación.

A pesar del pitote que montó aquel día, a pesar de que desde entonces ni habíamos coincidido, allí la tenía a un palmo, contándome que era feliz con su novio socorrista, con su trabajo, y con sus tetas operadas.

Es evidente. Las muy perras lo huelen.

                                                                                   V

Al preguntarme si yo tenía novia dudé.
Lo confieso.
Dudé.

Ave María Purísima.
Pequé, señor, pequé.

Dude y me sentí fatal. Un polígamo en el subconsciente, un infiel.
Un promiscuo mental.
La falta de costumbre, supongo.  Pero terminé contándole que Lucía era un sol, que llevábamos un tiempo juntos, y que yo era muy feliz con ella y con mi trabajo.
Lo de sus tetas operadas preferí callármelo.

Con el segundo Gin Tonic nos reímos de lo inocentes que éramos.
Con el tercero nos pusimos serios rememorando todas las veces que pecamos.
Con el cuarto me propuso acompañarle a su casa.

Para confesarnos. Por los viejos tiempos.

Las piernas me flaquearon, la boca se me secó.
La conciencia venció a los cubatas y a los 3500 euros en cada teta.
A los viejos tiempos.

Con una risa nerviosa le dije que no sabía nadar, que tenía alergia a los socorristas cornudos, y me marché.

De regreso no paré de darle vueltas.
Al entrar en casa Lucía aún no había llegado. Dejé mi ropa y mi conciencia en el suelo, y antes de meterme a la cama el móvil ventoseó un par de veces sobre la mesilla del condón caducado.

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- “El papa está en la tele. Si vienes pronto aún llegas para comulgar. Por los viejos tiempos

Recogí la conciencia del suelo y contesté:

- “No estoy para hostias

Ave María Purísima