Son ya varios años los que lleva mi ego susurrando a gritos lo que piensa.
Varios años padeciendo afonía, siendo yo el único oyente de sus divagaciones.
Hasta hoy.
Harto de escucharle en silencio, de ser su único confidente, aquí le dejo su espacio para que escupa al mundo sus risas y miedos. De modo que queda oficialmente inaugurado este vertedero.