"Que hablen de mí, aunque sea bien"

jueves, 3 de abril de 2014

Equilibrio inestable

Con el vértigo propio del funambulista que posa con pulso tembloroso su pie derecho sobre el cable, bailan mis manos sobre el teclado desempolvando antiguas sensaciones.
O no tan antiguas.
A Lucas le siguen seduciendo a partes iguales el chocolate espeso y las cosas claras. Aún trato de batir mis alas fuera de la cuadratura del círculo dos años y medio después de que pidiera a gritos que pararan la rueda como Sabina.
Ni tan joven ni tan viejo.
Me siento torpe al susurrar de nuevo, como vomitando sin mucho orden el caos. Ni lo hay ni falta que le hace,  como si desentumecer cada una de mis falanges fuese parte de la obligada penitencia …Supongo que no fluye. Supongo que es normal.
Le puse los cuernos a la lírica con excusas de medio pelo que solo anestesiaban mi conciencia. Aunque los dos confiábamos a la vez que temíamos que no se puede parar.
Inevitable.
Dos años y medio después, la vida se empeña en pasar. Y a días la bebo, y a días la vivo.
 Y a noches la malvivo.
Hoy  conozco sitios con mucha sombra que jamás contemplé entre mis planes de Domingo. Alguna cicatriz que otra adorna con poco acierto mi hoja de servicios. Las superficiales, aquellas que no son de abrigo largo, apenas ya ni duelen.
Amortigüé gran parte de mi decadencia a cambio de más cadencia.
Dos años y medio después duermo más, sudo mucho más. El abrupto hormigueo de la Voll Damm amenaza con derribar analíticamente mi equilibrio inestable de esos días que tienen el sabor de los Gin Tonic de Calamaro.
Sospechosamente light
Una mañana de otoño me desperté queriendo casi sin querer a una persona que aún ni  me conoce, pero que con su sola sonrisa se basta para poner en jaque la jerarquía de mi familia.
Dos años y medios después,  con el nudo en el estómago del adolescente que se desliza sobre la cornisa estrenando sensaciones por vez primera, doy por finalizada la tregua de puntos suspensivos que dio paso al eterno retorno.
Dos años y medio.
Treinta meses y diez días. Casi una condena